El vecino
—¿Bajas? —me pregunta, sujetando la puerta del ascensor con el pie mientras hace malabares con el portátil, el móvil y el café para llevar. Su voz es grave, suave, con sueño aún. Me da de lleno. Lleva vaqueros entallados, una sudadera grande, de esas que parecen robadas a alguien, y unas Vans que han visto […]





